Quedan más certezas que dudas en la Selección Argentina de cara a la Copa América, con virtudes que se pudieron potenciar en la ventana de Eliminatorias como también quedaron al desnudo ciertas falencias que pueden traer complicaciones. Pero con Emiliano Martínez descolgando centros, la personalidad y solvencia de Cristian Romero, el cambio de ritmo de Gio Lo Celso más lo que siempre aporta Lionel Messi, el elenco nacional puede aspirar a ser protagonista si acepta sus limitaciones y deja de improvisar y cambiar de configuración permanente el dispositivo táctico.
La Copa de Brasil 2019 será también un testeo, un diagnóstico de cara al torneo continental donde Argentina es candidata por naturaleza a pesar de que se encuentra uno o dos escalones por debajo del anfitrión y con la brecha más finita con respecto a los rivales que antes se imponía con más naturalidad.
El grupo representará complicaciones ante rivales históricos como Paraguay y Uruguay, pero al clasificar cuatro de cinco equipos, está claro que la hora de la verdad será a partir de cuartos de final. Allí se conocerá el carácter de este equipo de formación permanente, con apellidos nuevos que aportan refresco, como argumentos para dar el salto y recuperar el prestigio que bien supo ganarse en años anteriores.
Con Messi es imposible no atreverse a soñar. Sin embargo, la estructura misma reclama algo más de solidez y consolidación de la idea por encima del talento individual.
Dentro de las complicaciones por Covid 19, postergaciones, suspensiones y mudanza de organizador, Argentina procurará quedar a tono con su historia, convalidando el ciclo que inició la anterior Copa América en el mismo país que certificó al proceso con aquel tercer puesto y las “polémicas” de aquella semifinal ante Brasil, con ilusiones de dar el golpe. Y con el mismo contexto político, como obstáculo.
No partir como favoritos ya libera presiones y alivia la mochila pesada que Argentina arrastra desde 1993; siendo consciente de que será quizás la última o una de las últimas competencias sudamericanas que disputará Messi con todo su potencial, acuciado por el tirano reloj biológico. Las cartas están echadas.