Rafael Néstor Pachao tiene 31 años y desde los 5 que baila. Comenzó a bailar en el club de su pueblo en Trancas a 70km de la capital tucumana y recuerda con mucho cariño a sus profesores quienes lo impulsaron a respetar, a tener disciplina y constancia por el baile; valores que fue gestando con el tiempo.
A lo largo de su carrera cuenta que pasó por varios vaivenes y uno de estos fue cuando abandonó la danza por comentarios negativos de quien en ese momento era su profesor, habiendo así marcado un antes y un después en las etapas inevitables de la adolescencia. El haber tomado distancia momentáneamente del baile no ha querido decir que la pasión hubiese muerto. Esta misma pasión volvió a tomar fuerza en el lugar desde el cual nunca se había ido.
Rafael nos cuenta: “Entregarse completamente a esta pasión no es nada fácil, ya que conlleva disponibilidad de tiempo y recursos económicos prohibitivos, pero al margen de estos obstáculos,para mi los sueños se hacen realidad, un claro ejemplo es el de mi amigo y colega Luis Sosa por quien siento una admiración profunda porque alimenta las esperanzas y expectativas de las nuevas generaciones”.
Dedica mucho tiempo al entrenamiento, a veces cuatro a cinco horas, cuida su salud, su alimentación, practicando algunos días fútbol y otros los completa corriendo varios kilómetros.
Ha tenido la posibilidad de subir al escenario en esta última edición de la Fiesta Nacional e Internacional del caballo edición N25; convocado exclusivamente por el cantautor Christian Herrera, mostrando así su arte.
Rafael tiene un hijo de 10 años a quien no le gusta en absoluto la danza, pero si es muy fanático del fútbol y lo practica constantemente. Hace pocos días el pequeño hizo un pedido especial a su papá, le dijo que por favor lo motivara con frases inspiradoras antes de salir a jugar un partido y de ahí surgió la pregunta para interiorizarnos un poco más sobre si Rafael tiene cábalas o invoca a Dios antes de subir a un escenario. Respondió que él se motiva solo, que reza y pide a Dios que todo salga bien, después de eso ya es otra historia: “Cuando bailo siento que vuelo, me siento libre, es algo inexplicable. Me olvido por completo si hay publico, yo solo hago lo que se hacer… bailar “.