El resultado y el partido estuvieron de más. Es como que el duelo de la noche de este viernes en una muy ruidosa Bombonera entre Argentina y Venezuela tenía otro destino: homenajear al equipo de Lionel Scaloni y darle más apoyo y afecto que nunca a Lionel Messi, como presagiando lo que nadie quiere aceptar.
El triunfo sirvió para reforzar la comunión y la química entre el grupo y la gente, aunque de fondo el tema de todos era estar presente para ver el que pudo ser el último duelo de la “Pulga” en Argentina, de manera oficial, antes de la Copa del Mundo y en una de esas, antes de su retiro con la camiseta celeste y blanca.
La excusa fue el 3 a 0 ante la “Vinotinto” en la penúltima fecha de Eliminatorias Sudamericana, palpitando Qatar 2022. Con ganas de soñar.
El esquema que plantó Scaloni fue diferente. Y sin réditos. Con tres puntas, Nicolás González por derecha y Joaquín Correa por izquierda, quedaron muy desaprovechados. Hasta que luego de 25 minutos sin generar peligro movió las piezas coherentemente dejando al atacante del Inter (lejos de la talla de su reemplazado Lautaro Martínez) en el área y González por izquierda, para poner las cosas en su lugar.
Y de un pase de De Paulo llegó el gol a los 35 minutos, en una interesante jugada colectiva, que González empujó a la red.
Lo demás fue casi un relato. La 12 alentó todo el partido (a Boca y a la Selección, en ese orden) y el resto fue consolidar el rendimiento ante una Venezuela que presentó batalla. Y que trajo en el banco a esa leyenda José Pekerman, muy aplaudido por el público, homenajeado por AFA y saludado por sus ex dirigidos (Messi, Scaloni y Di María). Todo un símbolo.
El resto fue residual. Correa desaprovechó un mano a mano tras un exquisito pase de Messi y sigue sin consolidarse, quizás el único salgo negativo de la noche y en los apuntes de Scaloni. Pero a la fiesta le faltaba un invitado que no desentonó y calentó a todos los corazones: Di María.
El ingreso del “Fideo” a pedido del público, con un golazo definiendo por encima del arquero y una asistencia magistral para el tanto de Messi para desatar la locura en la Bombonera.
La misión estaba cumplida hace rato. Ahora el desafío es la copa del mundo y tener a Messi motivado, en lo que puede ser su última chance de levantar un mundial y llevarlo a las vitrinas de la selección. Desde las tribunas, el apoyo demostró una vez más ser incondicional.