El femicidio se cometió el 29 de septiembre de 2011, al mediodía, frente a la escuela de los hijos de la pareja y a media cuadra del palacio municipal, donde Claudia trabajaba. El uso de una maza con la que golpeó la cabeza y el cuerpo de la víctima, a la vista de numerosos testigos, sumó brutalidad al hecho.
Al momento del crimen, la pareja estaba separada, pero Moschitari no aceptaba la situación y –según numerosos testimonios– había transformado en un calvario la vida de la madre de sus hijos.
El juicio se tramitó a lo largo de tres semanas en la Cámara del Crimen de nuestra ciudad y concluyó sin que el condenado dijera una sola palabra. Se mantuvo inmutable durante cada audiencia. “Como una figura de cera”, describieron los querellantes ante su falta de gestos. Sus defensores alegaron que actuó bajo emoción violenta y pidieron una pena menor.
La fiscalía y la querella coincidieron en el pedido de perpetua, luego de detallar la alevosía y premeditación con la que actuó. También señalaron la imposibilidad de defensa que tuvo en su momento Claudia, cuando recibió los primeros golpes, casi a traición.
Al finalizar el juicio, Emilio Rodríguez, padre de la víctima, marcó que “este juicio quedará en la historia, porque marca un antes y un después” en la problemática de la violencia de género. Dijo estar satisfecho con el fallo y entender que se hizo justicia, “aunque nada repare el dolor que se siente”.
El juez Sebastián Monjo, titular del Juzgado Civil, Comercial y de Familia de Cuarta Nominación de Villa María, autorizó a dos adolescentes a cambiar el apellido de su padre condenado por femicidio y llevar solo el de su mamá fallecida en 2011.
Los hermanos solicitaron el cambio de identidad luego de que Cristian Moschitari (38) asesinara a Claudia Rodríguez (36), su exesposa y madre de sus hijos menores de edad, frente a la escuela a la que acudían en Villa María. Por esta razón, fue sentenciado a cadena perpetua en 2013 por el delito de homicidio calificado por alevosía. Monjo explicó en diálogo con Radio Universidad de Córdoba que permitió el cambio de apellido, debido a las características del crimen y la identidad dinámica de los niños.
La Justicia, con jurado popular, condenó al autor de uno de los femicidios más brutales de los últimos años. El crimen instaló el tema de la violencia de género en Villa María y en la agenda pública.